Un Quijote de los paradigmas
Oscar Cicconi, hace 20 años decidió abandonar Lima y radicar en un alejado pueblo ancashino.
Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com
“Cada día entiendo más la diferencia entre ser rica y tener plata”... “Cuando el viento sopla o cuando el viento te arrulla es que Dios te habla” … “Aquí es donde la gente y la tierra se unen, creando un paraíso que no tiene ni tiempo ni lugar, pero donde todos podemos aprender” … “Gracias, me voy removida”…(frases escritas en la pared de la casa del entrevistado).
Oscar Cicconi, hace 20 años decidió abandonar Lima y radicar en un alejado pueblo ancashino.
Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com
“Cada día entiendo más la diferencia entre ser rica y tener plata”... “Cuando el viento sopla o cuando el viento te arrulla es que Dios te habla” … “Aquí es donde la gente y la tierra se unen, creando un paraíso que no tiene ni tiempo ni lugar, pero donde todos podemos aprender” … “Gracias, me voy removida”…(frases escritas en la pared de la casa del entrevistado).
Tiene mucho de Quijote, por su idealismo, soñador, visionario y quizá, su figura; pero tanto más de Sancho porque sus principios, concepciones y sueños los pone en práctica en cada paso que da o acción que ejecuta. Lo conocí en Trujillo, donde descubrí su sencillez, su férrea defensa del medio ambiente y su convicción de que sólo el afecto mejorará la salud de las personas y de las instituciones, es decir que sanará esta sociedad enferma.
Llegué a él a través de mi gran amigo Jorge Saito Hanahisa, otro Quijote, quien años atrás se enfrentó a los molinos de viento de la burocracia municipal en su afán por contribuir al ordenamiento del transporte en la ciudad, lamentablemente las aspas lo sacaron volando.
Oscar Cicconi Comeron, es un argentino nacionalizado peruano, psicoterapeuta especializado en turismo de salud y vivencial; trata a pacientes con enfermedades mentales usando la naturaleza como terapia. Para mayores señas, es esposo de la afamada actriz Claudia Dammert. Acompañado de ella, hace 20 años, abandonó Lima para adentrarse en el recóndito pueblo de Huaripampa, a 45 minutos de la provincia de Caraz, en Ancash.
“Aquí, el INEI me considera uno más en la lista de los peruanos en pobreza extrema: mi casa no es de material noble (sino de adobe), no tengo agua potable ni alcantarillado, tampoco carro, cuenta corriente, tarjetas de crédito ni chequera, en mi casa no hay energía eléctrica y sólo una trocha carrozable”. Con satisfacción y moviendo sus alargados brazos defiende su concepto de riqueza: “respiro aire puro y el agua no tiene contaminantes, en mi terreno nace un “ojo de agua” que la tomo directamente, sin hervir”. El clima no puede ser mejor, casi siempre está soleado y con un cielo de azul brillante. Cuando el alba extiende sus primeros rayos, abre la ventana de su habitación y observa los imponentes jircas, protectores del extenso valle, siempre verde. Huaripampa está rodeada de los nevados Arte Sonraju, Punta Aguja, Santa Cruz, Caraz y Champará.
“La riqueza está en la libertad que uno tiene y en las bondades y enseñanzas de la naturaleza. Aquí te das cuenta que si cuida la tierra, cada vez te da más, por eso la defendemos a capa y espada, luchando contra el uso de pesticidas que matan los microorganismos y nutrientes que alimentan los cultivos. Lo que pasa es que la gente quiere una sobreproducción en menos tiempo. Eso es monstruoso, es como pedirle a una mujer de cinco años que tenga senos y menstrúe”.
Considera errados los factores aplicados para medir los índices de pobreza en el país y ello depende de los patrones culturales y de la escala de valores mal concebidos. “La vida en la montaña es muy económica. No hay moda, uno camina mucho, no gasta en taxi ni en teléfono, la leche la ofrecen los vecinos que crían vacas, verduras y carne no faltan. Los hijos no retroceden en la educación, al revés acá aprenden mucho: a respetar la naturaleza y la vida. Además, es posible acceder a la educación a distancia o no escolarizada que ayuda a ganar tiempo para dedicarse a actividades más prácticas.
Cuando Oscar camina entre las chacras o por esas desoladas calles, no deja de llamar la atención. Es un extraño en estas tierras, pero todos lo reconocen. Grandes y chicos lo saludan con amabilidad. Es un vecino más, se ha ganado el cariño de esta gente y él se siente un vecino más, aunque no participa de las fiestas patronales o de aniversario para evitar las borracheras. Está en las asambleas, apoya tanto a dirigentes comunales como a las autoridades, e integra los comités cívicos. Hasta fue partícipe activo de la destitución de dos alcaldes, uno del municipio provincial de Huaraz y otro del distrital de Huaripampa. Es que la injusticia y la corrupción es lo que más lo irritan (es un decir, nunca se altera de ánimos).
Ahora está embarcado en un proyecto de Farmacias Verdes con los trabajadores del Hospital de Huaraz, que consiste en habilitar huertos con plantas medicinales al lado de los centros de salud y postas para que los médicos receten las dosis adecuadas a los pacientes de escasos recursos, supliendo la carencia de medicamentos. También apoya al centro de salud de Huaripampa en la capacitación del personal del programa contra la desnutrición.
¿ERMITAÑO O VISIONARIO?
¿Cómo decides venir acá, cómo volteas la mirada a este lado?
En Argentina trabajaba duro en mi estudio contable y a los 26 años descubrí que tenía un quiste. Los médicos dijeron que podría ser cancerígeno y de ser así, solo tendría de dos a tres meses de existencia. Eso me abatió y reflexioné, no había hecho nada por mi vida, solo estaba dedicado al trabajo. Entonces hice el juramento de que si salgo de ésta, cambio mi estilo de vida que me daba lo que a todo el mundo le proporciona (dinero), pero no felicidad. Como todo resultó bien, enrumbé al Perú en 1982 y recorrí los caminos del Inca. Estos cambiaron totalmente mi perspectiva, y les rindo tributo constantemente. Primero me instalé en Lima y, accidentalmente, conocí el Callejón de Huaylas, del que me enamoré. Entonces ya conocía a Claudia y juntos nos vinimos. Mis hijos nacieron y se educaron en Caraz (Axi Huarac y Oriana), ahora están en Lima.
A causa de la violencia terrorista, la familia vuelve a Lima en 1991, pero retorna a Caraz en 2002, cuando todo estaba pacificado. Viaja esporádicamente a Chimbote y a Trujillo a dictar talleres sobre comunicación no verbal y biodanza, pero cada vez espera hacerlo menos porque ya tiene varios discípulos.
- ¿Podríamos decir que eres algo parecido a un ermitaño?
Eso me he preguntado varias veces y he concluido que soy un `superviviente´, como lo dijo un amigo. Soy una persona que siempre está encontrándose a sí misma y se sustenta en el instinto de supervivencia, por eso estoy en el lugar propicio y con quien quiero estar. Me entreno constantemente, salgo a caminar a oscuras para reconocer los senderos porque los cambios climáticos son rápidos y en poco tiempo las actividades serán de noche porque en el día nadie querrá salir por el intenso calor.
- Pero también eres un visionario…
Y no estoy solo, lo que decidí hace 20 años ahora lo siguen muchas personas. Acá hay 10 personas de Lima, Estados Unidos y Argentina que compraron sus terrenos decididos a formar parte de esta ecovilla. Hace tiempo le hice caso a mi intuición y no me equivoqué, he logrado un proyecto de vida que fue un sueño. Decidí que debía buscar un lugar más sano y a salvo de las catástrofes que acarreará el calentamiento global. Le digo a la gente que tenga sueños y los defienda hasta las últimas consecuencias. Si yo estuviera en Lima viviría dependiendo de las pastillas y acudiendo cada semana al médico. Estoy convencido que para ser feliz no se necesita dinero, basta con tener cubiertas las necesidades básicas.
- Pero eres duro en tus principios y de decisiones chocantes. Muchos dirán que exageras.
La crisis mundial de la especie humana no es problema de información porque nunca hubo tanta al alcance de cualquiera a través de los medios de comunicación y la Internet. La crisis es de percepción. La violencia familiar, social e institucional va creciendo, la educación cada vez está peor y un 60 por ciento de la población padece enfermedades mentales. Esto no depende del Gobierno, sino del trastocamiento de los estilos de vida, y en el Perú hay un afán de prolongar la adolescencia; somos una sociedad adolescente.
- ¿Qué te lleva a afirmar eso?
Hay una sobreprotección. Los padres no dejan que los hijos asuman sus responsabilidades de acuerdo a la edad. Así vemos jóvenes de 25 años estudiando carreras sin ningún futuro, y ellos lo saben. Los padres creyendo que les hacen un favor, alimentan el concepto de la inmoralidad sacrificando toda la familia. Hoy en día nadie debe dedicarse a sólo a estudiar, sino a trabajar paralelamente, generando sus ingresos. ¿Cómo pueden haber chicos estudiando Educación o Derecho sabiendo que hay una sobreoferta de estos profesionales? Yo le dije a mi hijo: “hasta los 18 años te acompaño, si quieres ir a una universidad será por tu cuenta, no te daré dinero para que termines siendo un esclavo”. Un sobrino dirige una empresa y trabaja de 12 a 14 horas diarias, entonces no puede estar con sus hijos. La esclavitud está maquillada y eso también es culpa de las universidades. Éstas, desde el segundo ciclo, deberían orientar la generación de microempresas, así el estudiante generará sus recursos y pagará su universidad, y de repente descubre que es mejor microempresario que abogado.
- La mayoría de padres te calificarán como loco, nadie puede abandonar a sus hijos tan luego terminan la secundaria.
Si uno es cuerdo debe preguntarse: ¿Esta es sociedad es inmoral? ¿Es corrupta? ¿Es inhumana?. Si estoy de acuerdo, entonces no puedo dejar que mi hijo siga alimentando esa sociedad inmoral, corrupta e inhumana. Lo que pasa es que no queremos sacrificarnos y seguimos siendo posesivos, si somos creyentes entreguémoslo a Dios, no lo abandonará. Ser un buen padre significa entrenar al hijo y decirle chau cuando llega el momento, eso hace el águila y para ello lo empuja al abismo hasta que aprende a volar. Los padres no cumplen con el rol de recordarles a los hijos cuándo dejan de ser niños, cuándo dejan de ser adolescentes y cuándo pasan a ser adultos.
- ¿Es una forma de asistencialismo?
Ese mismo asistencialismo o populismo está arraigado en los estratos pobres. ¿Cómo es posible que un gobernante ofrezca agua a la gente de un arenal cuando se sabe que este recurso se acabará en cualquier momento; es mejor reubicar esa población a zonas más seguras, a la sierra donde los campos están despoblados y existe agua en abundancia. En un plano menor, la familia tiene que enseñar a los hijos a sobrevivir. A los míos les dije esto desde los 13 años, les sugería que trabajen en lo que pudieran. Ellos fueron dilatando su responsabilidad, hasta que un día la verdad fue incómoda: “Ya tienes 18 años y hasta aquí nomás”.
Como todas las personas íntegras, directas y nobles, Oscar mira a los ojos mientras pronuncia su voz estruendosa, y asiente con su rostro cubierto de una barba tupida y canosa que conjuga con su melena alargada. Está en continuo movimiento, camina de un lado a otro, siempre tiene algo que hacer. Ahora nos hemos sentado a conversar en sus confortables muebles, junto a la chimenea de la sala, de cuya pared cuelgan instrumentos musicales de percusión, de cuerda y de viento. Al frente, una pequeña biblioteca y al otro extremo se leen frases que escribieron amigos, visitantes y pacientes que estuvieron en esta casa. Éstas reflejan el impacto, el cambio de actitud y la forma de mirar la vida que experimentaron al permanecer en este paraje, como me sucedió a mí.
“Los últimos 100 años nos han educado para que cuando nos duele algo corramos al médico, si tenemos problemas psicológicos vayamos al psicólogo o al psiquiatra y si son espirituales miramos al sacerdote, pero nadie nos dice que nos encontremos a nosotros mismos, que asumamos y corrijamos nuestras debilidades con un autoanálisis, no nos damos cuenta que cuando más dependemos de otro, más manipulables somos. Entonces decimos, sino hay plata no puedo hacer nada. Un grave error. Lo cierto es que la gente cambia rápidamente y se desarrolla cuando se conecta consigo mismo”, es la reflexión final que nos dice antes de despedirnos y que sigue martillando mi cabeza. ¿Será por eso que el Perú tiene tanto y decimos que somos pobres?
1 comentarios:
bueno oscar tngo 19 soy de Israel ,gaza para ser preciso llegue al Peru a los 9años me costo adaptarme a tu paìs pero al final su mistica me maravilló y aun sigo en este pais tan atractivo y tan lleno de sus peculiaridades ,vivo en miraflores y d alguna manera fuera d lo comun quizás por cuestiones del destino conoci a fines del mes de abril de este año a tu hija Oriana de quien me enamoré al igual q este país.
AlleN
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